Mis regalos de Navidad
Para:
Abril: un estuche
mágico, que guarda un libro encuadernado en oro, con mil páginas en blanco para
que en ellas escribas hermosos poemas, diciéndole a “él” cuanto le amas.
Alejandro
Guardiola: Una cartera de piel con tus iniciales gravadas en oro, por si no volvió
ella con la que una tarde te robó. Un paraguas nuevo de mujer para que lo
regales a quien se le estropeó el suyo por la lluvia. Y una cesta de alimentos
para que la lleves a la familia de quien está entre rejas por robar un pan.
Alicia: un pan dulce
con una copita de licor, para comerlo en compañía de quien amas, recordando la
primavera en que se encendió la llama, que nunca dejaréis apagar.
Alma Yolanda: Una caja de
música con tu canción preferida, para que al escucharla junto a “él”, muchos
“suspiros largos” florezcan en vuestros corazones, mientras lanzas a lo alto un
agradecimiento sin palabras.
Amayte: un rayo de luna
nuevo y por estrenar donde construyas a tu gusto una cabaña para la paz y para
el amor. Y, para comerlo con tus dos princesas (la reina eres tú), después de
la cena de Nochebuena, un Brazo de Reina chileno, acompañado de un suave licor
de café.
Andrea Sofía: un sofá “tú y
yo” para conversar con “tu poema”; dos
copitas de rompopo, por si acaso, para acompañar a la torrijas; un suspiro
hondo, pero sólo uno; y una voz timbrada para cantar a la vida.
Blanca Luz: Un
“vacilonómetro” de mano para que sepas la verdad cuando te roza los labios y
sientes que su cuerpo vibra; la más rápida de las brisas mañaneras y un viaje
real a aquel lugarcito escondido en la montaña.
Caroll Patricia: una rica torta
negra para compartir con aquellos a quienes amas y mi deseo de que encuentres
en tu breve espacio ese “silencio” especial, que siempre te acompañe.
Eledendo: una gota de luz
ardiendo para curar heridas; una llama del perdón; un nuevo encuentro como “el
del otro día”; una nueva alba de purísimos contornos y, para equilibrar con
algo material, un Semifrío de turrón y
chocolate, mientras le preguntas: “dímelo ahora, amor, dímelo…”
Eric: Para que
celebréis la Navidad en el Colegio Canicouva de Vigo, un surtido gigante de:
Tartas de Santiago, Bolas Lapeira, Filloas, Bicas, Quesadas gallegas, Cañas de
Carballiño, Empanadas de manzana, Melindres, Xuxos, Galletas de nata y Roscones
de Yema. Y para Dinoseto, Dinonino y DinoMilka un quintal de gominolas.
Esplendor: un rico
surtido de buñuelos y de hojuelas, como postre en tu familiar cena navideña, y
mi deseo de un sinfín de “noches revestidas de misterio y alegría.”
Estrella Aveleyra: un viento
mecedor de contornos dibujados y un mar que los refleje; unas alas que no han
volado; un silencio hermoso son su nombre encuentre el eco y un dulce amanecer
en el que se besen el cielo y el mar.
Federico Mendo: Un buen número
de tardes volviendo con sinfonías nuevas; otro verano de horas acariciadoras y
un nuevo romance bajo la lluvia como aquel lejano.
Germán: una botellita
de “Cola de mono” para que estos días brindes por la vida y por el amor. Y un
ensalmo para que esa musa especial que está enamorada de ti, no te abandone
nunca.
Harol: una joya en
oro: dos corazones engarzados con la inscripción “eternamente”. Y un trabajo
para ti, fácil y bien remunerado, en las mismas horas que “ella” trabaja, para
que podáis organizar lo de “la noche y el día”.
Ingrid: Un rico panetón
acompañado de un chocolatito caliente para que lo comas en compañía de tu
marido tus cinco hijos y tus tres preciosos nietos. Una felicitación especial
para esa musa que te asiste desde tus once años. Y una mansedumbre con aroma a
manzanas.
Itzamaray: Como quizá
vayáis a cenar en familia el 24, un rico guajalote relleno como plato
principal, acéptame un coctel de Nochebuena mexicano, y un disco de Mnazanero,
para oírle cantar, mientras brindamos por tus “sublimes momentos”.
Janeth: un “bienmesabe
venezolano” para después de vuestra cena familiar en Nochebuena. Un pentagrama
de oro para llamar la atención de la persona amada. Y una corona de laurel con
la que tu querida musa te corone como poetisa.
José Luis: unos polvorones
de Fondón y unos roscos de vino para celebrar la fiesta. Guarda tres roscos
para Sus Majestades en la noche de Reyes. Ellos, se detendrán un momento en su
camino, para obsequiarte un año nuevo rebosante de salud.
Luis Roberto: un vestido-disfraz
de Papá Noël y un trineo volador de renos navideños, para llevar regalos a
todos los niños hispanos que ofrecen artesanía musitando: “cómpreme usted
algo”. Te hará feliz, lo sé.
Maei: una lluvia
especial, para ti sola. Fina, fresca, pura e incontaminada, para que la recibas
y disfrutes en el campo con los pies
desnudos y mirando al cielo. Y un Santa Klaus, a disposición de esas
personillas que son tu vida.
Maggie: un pan de
pascua para que lo comas con tus hijas y nietos, mientras pido al Viejito
Pascuero para ti un billete de avión hasta tu Chilito. Una vez allí, una visita
a Tocopilla para asistir al rito de la purificación y te quedes con lo mucho y
bueno que te adorna.
Maty Maison: un endrino, un
majuelo, un arlo y una zarzamora para que las plantes en tu querido bosque. Son
especies de la dehesa de mi pueblo, aclimatadas a la altura y a la nieve de la
sierra. Su floración es preciosa. Ya me contarás si agarran ahí. Pero yo creo
que sí, si las visitas.
Nora Noemí: te hago llegar
hasta Constanti un “Tortell de Reis”, unas “neules” y una botellita de mistela,
propias de las fiestas navideñas, para que las comas como postres, en familia,
después de haber hecho seguramente honor a tu querida Argentina con algún plato
típico de allí.
Pedro Ángel: un vestido de
faralaes para que lo regales a tu gitana, y una botellita de fino “Manzanilla”
para que lo celebréis juntos, cantando “…pero mira cómo beben los peces en el
río…”
Ramón: una guitarra
para cantar en la noche, junto al mar y recordando al abuelo, un villancico,
una rumba o quizá una habanera, mientras coméis en familia un Roscón de Reyes y bebéis un cava.
Rotsita: un sol para los
días oscuros y una estrella para las noches sin luna. Un hechizo para volverte
golondrina por un rato. Y una ilusión para que no dejes de preguntarte nunca
cuál es la verdad.
Sabra: Un fulgor
luminoso que despierte todos los besos dormidos en la fragata de un amor de
estrellas y sol naciente, mientras Garret arranca suspiros a su violín, en la
noche de los silencios no secuestrados.
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