Bajo mi cuerpo
ovillado el mar es crisálida de música que merece mi nostalgia, rodando sobre
las mejillas gotas de soles alilados y por mis labios, dejos de menta de lunas.
Seré la dama
que tiende y distiende las orillas entre algas marinas y en mi latir escapará
espuma de sal que cosquilleará tu vientre, besará mi frente y jadeará entre
nuestras piernas, donde el ahora y ya, traslucirá bruma y en desliz una
caracola soplará a los ombligos en ventisca de abrazo y sacudida, para que
logremos ser libres, disipando las distancias, secretos, escombros.
Rejuvenecerán
los colores de nuestros cuerpos, las hadas del mar suplicarán silencio y
seremos conquistadores del tiempo, del puerto y de un nuevo amanecer bajo un
graznido de gaviotas. Inmerso el horizonte oteará nuestras pieles y lo visible
se remarcará en la arena.
Miriades
(María Inés
Arias)