Oscura noche, celosa y
callada,
mi corazón aún mira en el
cielo,
en busca de mi amor entre
nubes:
ingrata tú, sólo miras mi
pena.
Mi llanto se atraganta en
mis pupilas,
mi mano tiendo alzada a las
estrellas,
pidiendo poder ver su
silueta
o rozar mis labios con los
suyos.
El mar, amor, ha
secuestrado el nuestro,
sólo puedo soñar
y que envuelves mi cuerpo
con tus brazos.
Yo camino descalza
sobre las hojas que el
viento arrancó,
gritándote tan sólo que te
amo.
Pienso en ti a cada
instante,
eso lo sabe el sol. Tan
sólo quiero
que tus ojos se posen en mi
alma,
que tu mano acaricie mi
mejilla
y que pueda abrazarte
como tú te mereces,
tiernamente.
Mientras miro las aguas
cristalinas
junto al río, tu rostro
varonil
viene hacia mí sobre la
superficie
y, agua sobre agua, caen
mis lágrimas.
Me engaña, yo lo sé, mi
mente loca,
estar contigo sé que ya no
puedo;
deshojo, en mi delirio,
margaritas,
por ver si desde allí,
me amas todavía como
entonces,
sabiendo que otra luna
tiene tu corazón.
Oscura noche, celosa y
callada,
mientras los astros ven mi
sufrimiento,
te canto una canción,
dibujo fantasías e imagino
con los ojos cerrados
que viene él hacia mí, y
sonriente
me toma de las manos.
Maggie