Se ha entretenido
el aire
soplando
en los rescoldos del pasado.
Olor
a chimenea, a humo, a enebro,
a
resina, a musgo mentolado,
a
esencia de mujer en día festivo,
olor
que me devuelve las caricias y abrazos.
Se
ha encendido el paisaje de mi pueblo
con
puntitos de nieve destellante
que
los rayos del sol van derritiendo
y
en charcas por los prados van quedando.
Me
encuentro renacido en los bosques,
embobado
en su embrujo,
traspasado
en el misterio de un silencio
roto
solamente por el ronco graznido del ave
que
lo lanzó escondida entre las brumas
y
que del valle al cerro está vagando.
Ahora,
de mayor ya no me atrevo
a
resbalarme locuaz por los deshielos
y a
tirarme en la parva de la nieve
para
dejar mi silueta con un “santo”.
Pero
corre de nuevo por mis venas
la
hogareña alegría de encontrarme en mi pueblo;
otra
vez con pasión siento el fuego,
otra
vez con mi pueblo me encanto.
Víctor
del Río
………… fotos Imma Cauhé