En el parto, me partí de risa,
porque de lista, me olía la sinfonía,
beethoven había nacido ese día.
No el músico, el poeta arihuense,
y qué ruido el niño, ¡Madre mía!
Por megafonía llamaban a una chiquilla.
El silencio se hizo inmenso,
con la bata roída por ratones del techo.
Haikus descifraban a punta de timbales
unos enfermeros, en hospitales,
frente al recién nacido poeta.
Y una gaditana, de lejos, con dos locuelas,
hacían ruido, emocionadas y expectantes,
ansiando este instante de encuentro.
Entre Beethzar, el poeta amigo, hoy día,
Luci, la chiflada, María y yo,
unas nueces ricas, en tu compañía.
Luci