Porque no
alcanzo a ver
de tu
corazón el horizonte,
mis manos no
podrán
regalarte este
lirio, aunque quisieran;
se habrán de
conformar
con dibujar mi
alma enamorada.
La tuya,
adormecida, nunca piensa
en este
atormentado corazón.
Mientras brilla
la aurora, sin embargo,
cuidarán las
estrellas
del amor que te
tengo, aunque bien sé
que nunca de
tus labios
oiré yo un “te
quiero.”
Va carcomiendo
el llanto las heridas
de mi vida
vacía.
La magia de tu
voz y sólo ella,
diciendo que me
amas
y que cada
latido es un “te quiero”,
podrían
mitigarme este dolor.
Necesito, amor
mío,
poder rozar tus
labios con mis dedos.
Necesito, mi
amor, que las estrellas
y los luceros
todos de la noche
alumbren el
camino
que hacia ti me
conduce.
Tú eres para mí
clavel
inalcanzable, cuyas hojas
el aire las
esparce y queda en nada.
Mientras tanto,
mi mente,
a la luna,
celosa por mi amor,
la increpa con
un grito.
Dime hasta
cuándo, amor,
susurrarán por
ti las caracolas
en tus oídos
sordos.
Alejada tu alma
de mi ser,
tú no me
escuchas nunca.
Quiero dormir
contigo
entre los girasoles
y tan sólo una
noche hacerte mío
para que sepas
tú cuánto te amo.
Mis lágrimas
son puras
y puros mis
deseos y mis lujurias puras.
Con mis ojos
cerrados te veo caminar
vestido de
verano y regando las rosas.
Sonríes y mis
manos enloquecen,
enloquece mi
alma,
y, toda loca
yo,
de tu risa
perezco en la locura.
Yo quisiera
alumbrar mi camino hacia ti
como humilde
luciérnaga,
mas, no puedo y
estoy desesperada.
Yo quisiera
abrazarte con toda mi ternura
y dejarte
clavado con este dulce amor
que en mi pecho
se clava.
Fantasías y
penas mías son,
mío te quiero,
amor, mío te quiero.
Maggie Carson
……….