jueves, 20 de febrero de 2014

Te quiero mío


 



Porque no alcanzo a ver
de tu corazón  el horizonte,
mis manos no podrán
regalarte este lirio, aunque quisieran;
se habrán de conformar
con dibujar mi alma enamorada.

La tuya, adormecida, nunca piensa
en este atormentado corazón.
Mientras brilla la aurora, sin embargo,
cuidarán las estrellas
del amor que te tengo, aunque bien sé
que nunca de tus labios
oiré yo un “te quiero.”

Va carcomiendo el llanto las heridas
de mi vida vacía.
La magia de tu voz y sólo ella,
diciendo que me amas
y que cada latido es un “te quiero”,
podrían mitigarme este dolor.

Necesito, amor mío,
poder rozar tus labios con mis dedos.
Necesito, mi amor, que las estrellas
y los luceros todos de la noche
alumbren el camino
que hacia ti me conduce.
Tú eres para mí
clavel inalcanzable, cuyas hojas
el aire las esparce y queda en nada.
Mientras tanto, mi mente,
a la luna, celosa por mi amor,
la increpa con un grito.

Dime hasta cuándo, amor,
susurrarán por ti las caracolas
en tus oídos sordos.
Alejada tu alma de mi ser,
tú no me escuchas nunca.

Quiero dormir contigo
entre los girasoles
y tan sólo una noche hacerte mío
para que sepas tú cuánto te amo.

Mis lágrimas son puras
y puros mis deseos y mis lujurias puras.
Con mis ojos cerrados te veo caminar
vestido de verano y regando las rosas.
Sonríes y mis manos enloquecen,
enloquece mi alma,
y, toda loca yo,
de tu risa perezco en la locura.

Yo quisiera alumbrar mi camino hacia ti
como humilde luciérnaga,
mas, no puedo y estoy desesperada.
Yo quisiera abrazarte con toda mi ternura
y dejarte clavado con este dulce amor
que en mi pecho se clava.

Fantasías y penas mías son,
mío te quiero, amor, mío te quiero.

Maggie Carson

……….

miércoles, 12 de febrero de 2014

A Beethzart


Entre adagios y romances
su pluma se desliza
mientras su orquesta imaginaria
ejecuta la balada que fascina.
Tiene el don melodioso
de la palabra fina
mezcla acordes y eufonías
con singular maestría.
Al ritmo de sus cantares 

las musas se desvelan
con sus himnos silenciosos
saraos hay en el Parnaso.
Entre clásicos de Beethoven
y el prodigio de Mozart
va rimando con consonantes
silabando los placeres.
A la sombra de sus letras
la doncella enamorada
ya deshoja margaritas
que la suerte favorece
con el pétalo del sí.
Cada compás es afinado
entre rimas y sonatas
canta el mirlo abanicando
sus plumas azabaches
bajo el fresco mandarino.
Un ritardo cadencioso
acaricia las estrellas
la luna sueña ilusionada
arrullada por sus versos.
Todo el día se ilumina
con sus alegres melodías
en la claridad del cielo
la nube airosa se pasea.
Un vals danza la dama
con desplazamientos cadencioso
en allegretto movimiento
recuerda su primer amor.
Orfeo le legó su lira
en el nostálgico otoño
le ha cantado al cancerbero
sus canciones de protesta.
Maestro bien amado
de las letras sembrador
es fecunda tu cosecha
y la siega sin igual
tus alforjas has colmado
con la flor de la humildad.
La abejas revolotean
inoculando los enjambres
así esparcen las semillas
de un amigo sin igual.
Con las alas desplumadas
ha llegado a tu ventana
alondra la avecilla
que acompaña a los juglares
a los bajos y tenores
con su voz de soprano
te ha compuesto un madrigal
usando blancas, negras y corcheas
para decirte… ¡gran amigo!
Para ti… esta vez
son mis cantares.

Alondra

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viernes, 7 de febrero de 2014

Amigo derrotado

A mi querido y admirado amigo colombiano, de nombre William, domador de la palabra con su inteligencia clarividente y su particular látigo de la ironía. A ti, escritor comprometido y devotísimo del Señor de la Imaginación:



Amigo derrotado
por los mil caballeros,
los de las Blancas Lunas,
amigo tan miope y tan pendejo,
tan abatido el cuerpo en tantas playas
que son las de Barcino,
levanta la celada de tu yelmo,
mira, que aquí a tu lado
te espera un rocinante.
 
Recoge de la arena los ocasos
y los amaneceres dispersados,
recoge las quimeras,
no te olvides del sol,
ni te dejes tirada la botella de vino,
carga con el hatillo
de estas tus maravillas
y ponte a cabalgar.

Con un rucio cualquiera yo me basto
para serte escudero
en la aventura interna
de escuchar a los dioses
y resolver incógnitas.

Me molesta el aplauso
de todos los corderos,
así como el bla-blá de los predicadores;
como gato escaldado
huyo de las piscinas de las urnas,
que aunque me prometieron
que son aguas termales, yo bien sé
que son para el vendido,
que queda genuflexo,
bautismo de inmersión hacia el silencio.

Si acaso no distingues
que aquello son molinos, te diré
que a mí me lo parecen.
Mas no entiendo el porqué de mis avisos
si el “non fuyades”  ya oigo de tu boca.
A punto de creerme yo también
que tal como tú dices, son gigantes,
te veo ya cargar, picando espuelas.

                                               Félix

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martes, 4 de febrero de 2014

PAZ


Que mis ojos miren 
hacia el infinito azul 
del corazón humano. 
Que mis oídos oigan 
el plácido murmullo 
de amaneceres blancos 
en las almas bañadas 
por melodías bellas. 
Que mi piel se refugie 
en caricias, dejándose mimar 

por dulces manos. 
Que mis lágrimas lleguen 
a calar en las tierras 
ajadas con durezas. 
Que mi cuerpo palpite 
entero de ternura, 
para calmar la fría angustia 
de otros cuerpos. 
Que los dedos de la paz 
bendigan las sienes y las mentes 
de todos los hombres buenos.

































Víctor del Río