penumbras de nostalgias silenciosas;
avisadme si vuelvo entre las cosas,
pues soy doncel que cabalgando anuncia
fulgores de caducas mariposas.
Estalla el trueno en mi garganta rota
visitando la cumbre del estío
donde instaló la luz su poderío
y murió el gladiador tras su derrota.
Pretendo asegurar que soy el mismo,
salpicadme con llamas terrenales
por si puedo encontrar a otros mortales
huyendo de las sombras del abismo.
Dejadme anclado en plácidas sabanas
escuchando el rugido, la berrea,
donde el viento en murmullo se recrea
y el arrullo de lluvias canta nanas.
No olvidéis que estoy vivo, que en mi aguas
todavía se crecen las mareas
y aún despierto gozoso en las mañanas.
Víctor del Río